miércoles, marzo 06, 2019

DESCONCIERTO





Y de repente, al mirar hacia el cauce del río siguiendo los refiejos del sol, veo pasar al Duero bajo el “Puente de los Poetas” y me quedo inmóvil, mirando el ritmo de sus aguas sin ver, mirando el transcurso con el pensamiento en ora parte, hasta que me doy cuenta de…, doy un respingo, me quito las gafas, las limpio, vuelvo a ponérmelas asegurándome que son las de lejos no las de leer,y compruebo que el Duero corre al revés, no se dirige a Porto de Portugal, sino a Toro de Zamora. Noto como un mareo, la sensación de irrealidad que suele presentarse antes de la pérdida del conocimiento.
Como te lo digo, en serio,no te miento,  ¿para qué voy a mentirte? no te digo mentira, no me lo invento, ¿qué hacer? ¿llamo al 112? ¿a la prensa? o me voy para casa a ver si se me pasa y cuando regrese el río haya retomado  su cauce normal: de Porto Portugal hacia Toro Zamora…
¿Una alucinación o realmente por unos instantes el río cambió su sentido?

miércoles, octubre 04, 2017

Y el aire fresco vuelve


DEJAD EL SUEÑO...
Que a esas sombras remotas no perturbe
en los limbos finales de la nada
tu memoria como un remordimiento
Luis Cernuda

PLAYA DE TU CUERPO
El Dios de la bella apariencia tiene que ser al mismo tiempo el Dios del conocimiento verdadero.
Friederich Nietzsche

No le busques afuera. El ya no puede
ser distinto de ti, ni tú tampoco
ser distinto de él: unidos vais,
formando un sólo ser en dos impulsos,
como el pájaro solo hacen dos alas.
Luis Cernuda
UNO
(el encuentro)

Son las playas dos cuerpos que se juntan: / abrazos genitales / bajo luces de luna / tronco mudo y completo / el río de ansiedad / del túnel de las piernas / desemboca en el aire / mezclándose en un cuerpo / sin forma parándose / en infinitos / suspiros de la noche / asciende a la profundidad / más allá de la duda: / es la culminación: / el humano rostro / de la naturaleza: / la dulce muerte del deseo: / la violencia expulsada / con luces de cariño: / dos ojos un entendimiento / dudar ante la vida / una sola esperanza
armonía en movimiento / adiós a la miseria / 
son las playas dos cuerpos / abrazándose / paradas en el  tiempo / su humano rostro: / una sola esperanza.
DOS

(la concrección)

amaneció la boca en susurros dormida / anteriores al sueño y pereció naufragando / en labios de cristal, serenas pasajeras de lluvia / por eso en manantial escribe el pordiosero / se tuerce la mirada en añorados meytros / cuando pasan los cuerpos / baibén de luz,
sobre las olas de la hora punta en los andenes / 
se pierde tu reloj / en tanto tiempo / tánta espera.
paras tus pasos, esperas, vacilas, / si supieras las tardes en tazas de café con leche / podrías sonreir abandonando nieblas al fin, / como abandona la noche al sol y el viento la hoja muerta.
por tu corazón fuerte pasa el silencio, / pasa tu voz, embotellas las nubes / amarilleas la sonrisa, / rinde tardes de añoranzas y recuerdos

también por tu reloj / pasa la soledad
regresaremos juntos / vulnerados en el silencio
(la sientes cerca como si nunca la hubieras tenido entre tus brazos y tienes miedo a romper el silencio y  que escape el soplo de vida que te da de beber en sus labios)
(tan cerca que piensas no volver a besarle los ojos, a mirarte en sus labios, a medirte en su cuerpo:
ha regresado el miedo y no quisieras perderte en la espiral de susonrisa y quedar colgado en su mirada, no descender jamás sin su dolor de niebla, de su sonrisa)

abriremos ventanas en la noche / para sentir a las estrellas / que duermen en la almohada / de nuestras manos enlazadas:
enamorados recuerdo / de cuerpos dormidos /
y nuestra palabra UNA


TRES
(el universo en nuestras manos)

anillos atraen labios protegiendo otros cuerpos, / su latido al fin, haciendo que se agiten los temblores: labios de niebla son los ojos:

perfil de hombre y siluetas forman
arqueando el arco de la espalda, aligerando el peso de brazos / piernas con las abrigar ternuras de jazmines / garfios que atrapan cuerpos y cuerpos, tornándose en abrazo de Diosa griega, altiva, creando el garbo de la estatua:
álamo que asoma a ventanas de sueños, suavidad respira alma: acondesadas plumas sobre tus dedos ríen, y otros dedos entrelazan manos y manos que a las esquinas, a los rincones acuden;
Diosa del deseo, en tus campos siembro luz de atardecer y siego entre tus pechos trigo para el pan de mañana;
labios como silbos dulcifican el rostro y un tono de marfil dan a la estatua viviente: 
el cráter de un volcán se ha instalado en tu rostro;
con ell arecorro otras lenguas, otros labios, recorro piel de ayer suavizando el deleite;
acaso un poema ahogado en ella arrope soledad cautiva en su íntima y húmeda compañía de silbidos latentes, corazón cerebral surcando dientes que los abismos peinan entre muslos abiertos y peinan despeinando con éxtasis las yemas: dúctil filo fe piel en regreso a los labios sirviendo de guia al deseo


los pechos se enaltecen, enorgulleces el torso / del hombre inacabado, bulbos de miel para las bocas:
bocas alimentan medidas / de su cintura a las montañas: 
alerta: deseo de su tacto: suave flash
que en las manos tiembla:
sobre una percha anidan / expandiendo las penas en locuras de abrazos:
quisiéramos atarnos a ellas eternamente: que nos inunden con su ciega y tonta y mirada;

de ellas vamos al vientre: centro de la muerte: cuenco que se dilata al ardor de la lucha:
continúa la vida: cuenco acaparador

de atrasadas caricias:
amores que no han sido se yerguen en su entrada: 
defienden;
vigilan: respetan el paso al elegido;
sobre sus zumos calman la sed los inconclusos: soledades de ayer cantan al viento frescura y
abatidos,
se vencen, insistiendo, rezando con caricia hasta que el fuego:
todo fue una mirada, un calmar la sed bebiéndose uno (al) otro:
dos vencedores sobre dos vencidos
nalgas que se acarician,
azúcar  nieve que resbala...
nubes enrojecidas golpean carne a carne:

la violencia somos ellos en serena caída.


CUATRO
(comienzo del cielo)
(fin del cielo)

los dioses no deben saber de los hombres caídos una tarde de tedio y lluvia sobre el deseo.
amaban un sueño dulce aliento de ternura: 
compartir risas, abrazar tristezas, recordar gélidas lunas, tratar de besar las estrellas y la luz:
el límite era el cuerpo;
hasta que brazos ahorcaron vientres
labios poblaron de suspiros cuerpos;
se derramaron lágrimas: fluyeron néctares: gelatinas de amor batiéndose en nubes de algodones de azúcar:
colchones de cuerpos pariendo mundos, engendraron silencios: cayendo al fin desde un cielo de dioses castrados: hombres caídos: dioses cantos de cuerpos.




viernes, abril 08, 2016

Ecuación absurda


PSOE+NEOLIBERALISMO=CAOS
X+Y+2Z=9
3X-2Y+7Z=20
2X+7Y+3Z=27
Respuesta: 0X+0Y+0Z=2 ó 0=2

Decía Kafka que un escritor que no escribe es un absurdo que tienta la locura.

SE TRATA DE NARRAR ¿POR QUÉ EL HOMBRE ESTÁ OBLIGADO A NARRARSE CONTINUAMENTE?, SE ME HA ESCAPADO Y QUIZÁ AHÍ ESTÉ LA CLAVE, NO NARRA, SE NARRA, AL FONDO SIN DUDA ESTÁ LA CONSCIENCIA DE SER, LA CONSCIENCIA DE LA MATERIA: SER MATERIA CONSCIENTE, QUIZÁ EL PASO SIGUIENTE, EL FINAL, SEA UN UNIVERSO CONSCIENTE DE SU EXISTENCIA ¿O ACASO YA LO ES Y FORMAMOS PARTE, UNA PEQUEÑISIMA PARTE DE ESA GRAN MATERIA CONSCIENTE, UNA DE SUS BILLONES DE NEURONASQUE VAN TRANSMITIENDO SABIDURIA AL PROPIO UNIVERSO.
¿POR QUÉ NARRAMOS DESDE LAS CUEVAS EN QU VIVIÓ EL PRIMER HOMBRE? ¿POR QUÉ LOS NIÑOS NARRAN CONTINUAMENTE Y PIDEN QUE LES NARREN Y SE QUEDAN EXTASIADOS, Y LEEMOS, VEMOS CINE, HABLMOS: NOCCONTAMOS?

Cuando leemos las historias o vemos películas de los últimos años del siglo veinte y primeros del veintiuno, no acabamos de entender el problema del racismo: hemos llegado ya a un punto en el que no hay razas puras, todos somos mestizos, es como si volviéramos al origen: las primeras parejas, los hijos diseminados, las mezclas sanguíneas… la extensión por el mundo y al final la mezcla..., No sé qué quiero decir, pero hay algo… (La soledad del Capitán Nemo).

He terminado de construir una puerta que no abre nada, que no va a ningún espacio concreto. Deseo que los viajeros que no saben a dónde van tengan un medio a través del que se consuelen que se consuelen. Porque pasar una puerta puede ser el fin de un viaje o el comienzo de otro. Hay que poner siempre puertas al campo. Una puerta no es una barrera, es una apertura a otra situación.

Nos rompieron la luna.

Julio Amargo tenía peor vino que su apellido. La mano muy larga pronta a salir del bolsillo.

Se sentía liviano. Atrás había dejado todos sus escritos, sus novelas, sus relatos, sus poemas, sus ensayos, sus proyectos…, todos inacabados o a falta de una última revisión, incluso lo publicado. Todo lo había dejado en el lugar en el que se encontraba en su antigua casa. No se trajo ni el ordenador, ni el teléfono móvil. Ni siquiera unos de aquellos cuadernos que le gustaba comprar y en los que acababa comenzando una historia que nunca terminaría, ni una de aquellas plumas Mont Blanc que tanto apreciaba, ni uno de esos portaminas de coleccionista o bolígrafo de diseño. Y sin nada, en la habitación de un hotel de una ciudad del norte de Europa, con una maleta en la que había cuatro calzoncillos, cuatro pares de calcetines, cuatro camisas, tres pantalones, una cazadora de tela azul oscuro, una americana negra y un abrigo largo negro, junto a dos pares de zapatos marrón unos, negro los otros. Y se sentía aliviado como hacía mucho tiempo, si es que no era la primera vez que se sentía tan ligero y tan libre. No tenía nada que hacer, ni obligaciones externas ni internas, ni para con otros ni para consigo mismo. Miró por la ventana que daba a una gran avenida y vio como la nieve comenzaba ya a ocultar el asfalto mientras unos niños corrían unos detrás de otros lanzándose bolas de nieve.

¿De qué fui consciente antes de nacer, quizá unos segundos antes, para estirarme y hacer pie en algún lugar y qué me produjo miedo para protegerme con las manos? ¿Acaso sólo por ver un agujero estrecho? ¿O sentí miedo a perder la estabilidad o a la soledad o al vacío o como ahora a la desaparición, a la pérdida de la consciencia? ¿O fui consciente de ser antes de ser? Quizá sea cierto que nada merece la pena que la vida ¿quién lo dijo? No es más que un paréntesis entre dos nadas ¿Quizá habría que decir entre la nada? Es razonable que mi deporte no fuera de manos sino de pies, que mi profesión tenga que ver con los brazos, dibujar, escribir…

Vivir a pesar del medio (Blade Runner) Suburbios, oscuridad, lluvia… inventar mundos. “He visto puestas de soles en otros universos… todo lo que he vivido, los libros que leí, los sentimientos que tuve, los amores que gocé… ¿Dónde irá todo…?”
Pelear, hacer trampas, nada importa, en cien años todo olvido… todo vale, incluso el asesinato…todo se acaba, el dinero cambia de manos.

Blade Runner, la rebelión contra el creador, contra Dios, mata a Dios (leer a Nietzsche) por haberle hecho mortal. Cómo se aferran a la vida, a lo material, al goce de la vista, de los sentidos… ¿el espíritu tiene sentido sin el cuerpo? “El miedo es la esclavitud”. “Lástima que ella tenga que morir ¿Pero quién vive?

Calles de agua.

Los sabios de la unión deciden preparar la huida del planeta ante la negra perspectiva del planeta: descontrol del clima, aumento de terremotos y demás catástrofes, hundimiento de la economía, superpoblación… Y buscan un planeta habitable.

Desde un avión 158 pasajeros ven como el agua que parece manar a borbotones infinitos inunda la tierra. La catástrofe dura unas horas que el piloto utiliza en seguir volando apurando el combustible. Solamente ha encontrado una isla en lo que antes eran los Alpes (ver que tipo de vegetación y vida existe)

Estoy en una llanura, es de noche pero una luz azul lo ilumina todo. Silencio. De repente un  tren. Ruido y luz. Emoción e inquietud. De nuevo el silencio. Miedo y tranquilidad.

Los hombres de Harrelson no existen o son unos cagones

Hay libros que no pueden estar juntos, pensaba Juan mientras vaciaba cajas de libros para colocarlos en la biblioteca de su nueva casa.

Engordar, en un año cuatro kilos, mentir, ocultarse como en la adolescencia para fumar y disfrutar de la mala conciencia. Retomar la animalidad, dejarse de monsergas. Traspasado con creces el ecuador de la vida, sólo queda trasgredir lo que hasta ahora habíamos venerado: ser un burgués sin mala conciencia, egoísta, vividor… ¿Acaso no lo he sido? La diferencia es la mala conciencia de la que, hoy, no estoy seguro de si nos salva o nos asesina.
Y escribir, al menos unos minutos todos los días, caminar media hora y otra media de bicicleta, al menos una hora de lectura y qué menos de media hora de escritura… un par de whiskies, un par de cigarrillos… y seré perfecto.
“Mientras en la tierra se debatían la refundación del capitalismo y cómo afrontar la crisis, en Argón, las naves preparaban sus últimos preparativos para salir a la ruta T-l, que trataría de averiguar la posibilidad de vida en un planeta azul con un asteroide que gira a su alrededor y pertenecientes a la estrella roja llamada Sm”

Cuando volvamos a vernos te diré que sigo acurrucado entre tus pechos, que como un niño te llamo por las noches y como un hombre lloro al pensarte desvalida o abandonada.

“La niña recogió rápidamente los cacharros del fregadero, se fue a su cuarto que compartía con sus dos hermanas y comenzó a vestirse, eran las tres y media de la tarde y la tía Lola había quedado en venir a buscarla a las cuatro para irse a bañar al río. Se puso una falda blanca y una camiseta con una niña con trenzas pintada en su frente, se colocó un lacito azul en el pelo moreno, sacó el bañador del armario y buscó el flotador en la despensa, encima del armario al que tuvo que acceder gracias a una silla y las manos de una de sus hermanas sujetándola. Y salió al balcón a las tres y cincuenta minutos, se apoyó en la barandilla mirando a unos niños que se perseguían sin que ella supiera si estaban jugando a la tula o se estaban persiguiendo para pegarse. En su cabeza sólo estaba el río, el olor del agua en el verano, la sensación de frescor en los pies al entrar a la orilla de la playa vigilada por unos empleados del ayuntamiento. Pensaba en lo bonito que le quedaba el bañador que ya se había probado por la mañana, lo bien que luciría su piel tostada si la tía se decidí a llevarla más días a bañarse. Tenía que portarse muy bien, tenía que hacer méritos para que la volvieran a llevar. Eran las cuatro y dos minutos. La voz de su madre desde el sillón del comedor atravesando la puerta del balcón abierta, vino a echarle un chorro de agua fría, no van a venir a buscarte, no sé que haces en el balcón, ella se tragó las lágrimas que se le dispararon al oír las palabras de la madre y chilló, sí, me prometió la tía que vendría a llevarme, bueno, dijo la madre, ya veremos. En la calle los niños habían dejado de perseguirse y se habían sentado en el bordillo bajo la sombra de uno del castaños de indias del paseo. Su pequeña cabeza no sabía donde quedarse, no sabía en qué pensamiento podía refugiarse para que el tiempo fuera más deprisa y para no pensar que no vendrían. Cada persona que daba la vuelta a la esquina era un sobresalto para la niña. Cuando volvió a mirar el reloj, sabía que había pasado mucho tiempo y no se atrevía a hacerlo, eran las cuatro y cuarenta y cuatro minutos. En su interior sabía que ya no vendrían a buscarla, pero su alma no podía soportar el abandono, no podía soportar el engaño, necesitaba seguir creyendo… y continuó esperando.

A las ocho de la tarde la llamaron para que entrara a poner la mesa, se iba a hacer merienda cena para salir luego a dar un paseo, a ver si en la calle corre un poco de aire, dijo la madre, este calor no hay quien lo resista ¿ves?, ya te dije que no iban a venir, le repitió la madre. La niña entró a su cuarto y dejó el bañador y el flotador sobre la cama. No voy a llorar, se dijo, seguro que mamá le dijo a la tía que no viniera que no me dejaba ir, le dijo a su hermana mayor que la miró levantando los ojos del cuaderno de los deberes. Seguro, repitió.

jueves, marzo 31, 2016

Escapar sin huir...

Hace unos días veía una fotografía de Marte, una tierra requemada, al menos eso parecía, silencio y soledad de color ocre. Muy bien podría ser la imagen de la tierra dentro de unos años ¿cuántos?, es lo de menos, en que la humanidad haya acabado con los recursos y se haya extinguido sin necesidad de catástrofes aunque con posibilidad de ellas. Como la langosta acaba con un campo de maíz, el hombre acaba con la tierra y desaparece. ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Para qué tanta pregunta? ¿La dignidad exige ese caminar como que no sabemos, ese apasionamiento como si todo fuera a durar siglos?
Hoy se se ha metido en el ordenador Claudia, el personaje de la novela en la que trabajo, y trata de introducirse en todo lo que hago, en Facebook, hace un rato trató de poner un texto en el que describía sus recuerdos en un funeral; al final la convencí prometiéndole que la dejaría expresarse aquí:
Me llamo Claudia y y tengo un día de frases, unas que se me ocurren y otras que copio con alevosía:
La prisa es por ir desde donde estoy hasta donde no estoy, o por buscar donde soy desde donde estoy.

UNOS 100.000.000 DE PERSONAS HAN MUERTO EN ACCIDENTES DE COCHE DESDE QUE SE INVETÓ, EL PRIMERO EN LONDRES EL 17 DE AGOSTO DE 1896.

¿Qué va a ser de los náufragos si ya no quedan islas?
Se ha caído un abrazo sobre mi balcón: un pañito de ganchillo con huellas de madre…
Saber perdonar es un bálsamo para el alma y un poder sobre el mundo. “Hasta que no llega el dolor, no”sabemos” de la tenencia de brazos, piernas, riñones…, el dolor es la consciencia. Dicen que sólo el corazón no duele…, el corazón mata. Sólo cuando estás muerto no te duele nada.
-      Quiso ser espejo del otro en lugar de doble cara.
-      La bondad es la máxima creación de la inteligencia.
-      Los beduinos se ataban las piernas para no salir huyendo en el combate contra los italianos…
-      Soy materia consciente,Transformadora ¿de qué? ¿para qué?
-      Pero la niebla sobre el reflejo de las viejas piedras en el agua (espejuelo de la historia)…
-      Lo peor  es ser ignorantes de lo que podemos hacer: no reconocernos en el otro.

-      Decía Kierkegaard, dice Tavares, que sólo es posible llevar una buena vida si se tiene un buen escondrijo, y que tener un buen escondrijo es tener una buena vida.
Un hombre que escribe nunca está solo.
Valery
Vivir es un acto egoísta, sobrevivir una ley genética.
 Tabucci

Sólo quiero no hacer nada: lo que soy
Tantos libros que no leeré (Prosas Apátridas Ribeyro) tantos relatos que no escribiré (Pitol en El encuentro Nupcial)…. Aunque no es nada nuevo este desasosiego por no leer  todo lo que se quisiera, por escudarse en una película para no escribir, o en una desgana; aunque a medida que pasa el tiempo el desasosiego se va pareciendo más a la angustia… Nada nuevo: quizá, como el amor, la literatura, sea una forma de engaño, de llenar lo más satisfactoriamente el tiempo que nos queda hasta la Ausencia. Porque dentro de cien, doscientos, mil años, nada quedará de nosotros, ni el recuerdo, ni de los libros que leí ni la sensación que me produjeron, ni de las maravillosas e inquietantes puestas de sol del replicante en Black Ranner. A veces pienso que quizá al transformarnos en otra forma de energía guarde algún tipo de memoria de nuestras vidas, que al mezclarnos con otra energía guardemos conciencia de nuestras vidas o incluso de varias vidas o todas las vidas, pero para eso habría que preguntarse por ejemplo ¿tiene consciencia la electricidad?. Quizá en algún lugar o en un no-lugar se realice un tipo de conciencia. Al tiempo que es atractivo es inquietante. O que el concepto de conciencia cambie…Porque si no, ¿para qué todo esto?, Tanto sufrir para morirse uno, Miguel….La muerte, una aventura obligatoria…
Escucho a Jhon Coltrane, Su espiritual sonido me serena la tarde y el alma. ¿Alguna partícula de Jhon, en algún lugar se emociona por el recuerdo, es consciente de mi gozo?.
Pena, tristeza más que miedo a la desaparición, es una pena universal por todo lo que desaparece y no tiene sentido más que en sí mismo: la vida no es mejor, el hombre no crece o simplemente crece de una manera animal…la esencia sigue igual. Como recordaba Montalbán en palabras de Carballo, desde el momento en que necesitamos matar para poder sobrevivir estamos condenados, no hay salvación posible. Ya sé que es un pensamiento egocéntrico, de poner al hombre en el centro, ¿dónde está, que otros seres tienen conciencia de estar vivos para estar muertos, de estar aquí para desaparecer? ¿Autocomplacencia?
O simplemente es la tristeza del sinsentido que se agudiza cuando va llegando la hora (ya sé que nunca se sabe), cuando se ha pasado el ecuador de la media estadística.
Sintiendo, buscando esa soledad que no era mía....pero que la vivía como tal
Claudia recordó el beso que le dio hace dos días a su abuela en la frente, fue la última vez que la vio, le acababan de hacer una trasfusión y parecía que había resucitado, después de cinco días volvió a hablar...
Claudia pensaba esto mientras veía deslizarse la maroma rozando el borde del nicho al que bajaban los restos de la abuela. Recordaba como había ido al Rafaello absorta por el beso tibio a la frente de la abuela y como lo había contado a sus amigas y al eterno mirón saltándosele las lágrimas...
Había cambiado tanto su vida en el último año. Mañana se cumplía un año del descendimiento del cuerpo de su hijo a este mismo nicho, se cumplía un año del leve reencuentro con las otras ces, un año de su despertar del letargo con la enfermedad del hijo.

Si hemos escuchado a los diagnosticados de cáncer, a los que han sufrido un accidente…a los que de alguna de las maneras posibles se han visto al borde de la muerte, decir que esa sensación de acabar les ha cambiado la vida; si somos conscientes de ello ¿por qué no cambiamos ya?.
Un relato en el que se mezclen hechos, edades, personajes…para demostrar que todo es igual.
No pronunciar jamás la frase “es lo que hay”, ¡Nunca!
Carta de mi padre en la que va contando, jubilado, la realidad de los hechos, el engaño a que fue sometido.
Indago sobre un futuro incierto ¿Qué fuerza me impide ponerme a escribir a todas horas? Retorno al mismo tema. Quizá me frena la pérdida de interés por la vida salvo para vivirla, saborearla; cada vez la parte hedonista que llevo dentro crece con más sentido. La trascendencia ya no tiene ningún atractivo, todo es efímero y todo se transforma, cada vez se va diluyendo más el vértigo y crece la aceptación ¿resignación? ¿Será esto el principio de la vejez? Y sin embargo la novela en la que trabajo hablo del poder de la narración como empuje de vida: somos porque nos narramos.
¿Cómo sobrevivir al olvido? ¿Cómo alimentar un presente cuyo futuro es muerte? Se trata de no esperar nada, de vivir el hoy no como si fuera el último día o el primero o el único, como si nada, no pensar ¿? Venimos del pasado con la impotencia de no poder repartirnos, con la certeza de haber dejado casi todos los caminos por conocer, casi todo el equipaje en los distintos hoteles.
Somos la nostalgia viviente.
No entendemos nada y por eso inventamos dioses o nos embriagamos con el dinero, las posesiones, la reproducción, el alcohol, las drogas, la trascendencia…O nos amargamos ¿Es importante vivir muchos años sin hacer nada salvo observar, disfrutar de una fruta, de una copa, de una charla, de un paisaje…? O sea ¿Y si en realidad hubiésemos venido a este mundo a tocarnos los cojones? Sólo ver pasar las cosas, la gente, las estaciones, esa lluvia que sigue cayendo misteriosamente…
Cada vez queda menos tiempo pero cada vez nos gusta más el que tenemos.

La historia que escribo está ocurriendo en algún lugar ¿y si un día me encontrara con el personaje que he creado y me contara mi propia novela? ¿O si descubro a alguien contando mí historia y llegara a la conclusión de que la historia de la humanidad es el conjunto de cuentos de unos pocos? Darle vueltas al tema. ¿Creamos o contamos o nos cuentan?

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martes, enero 05, 2016

El empleo del tiempo


Ha dejado de llover y el sol brilla pero hace frío. Veo mover las hojas del laurel y a los paseantes cubrirse con capuchas.
Frente al Duero, sobre mi mesa, proyectos que acabar de hilvanar y que ordenar de nuevo y definitivamente, quién sabe, correcciones y revisiones de lo hecho en Zamora, de lo hecho en Salamanca, lecturas aplazadas, nuevas creaciones... 
        Y el vértigo, el sentimiento de orfandad y de fragilidad, la idea de que en un instante todo se ira a ninguna parte que volveremos al lugar del que vinimos, que se cierra el paréntesis entre dos nadas...
         En fin.
Los olores del monte, los colores que conforman mi infancia, el silencio tamizado por los susurros de las ramas y algún canto de pájaro solitario…
En el Duero, unos patos parecen defender su espacio dentro de la colonia por los chillidos que lanzan. Un perro aulla a lo lejos y de fondo el rumor del río parece adormilarnos un poco…
¿Acaso es necesario plasmar esto en palabras? ¿Mejora para algo nombrarlo o puede hacer sentir a alguien las sensaciones que estos hechos me producen si no los oyen, solamente leyéndolas?
Quizá sea mejor imitar a los primates, se paran a observar la vida aunque pasen por ella sin transformarla ¿Quién nos creemos que somos para transformar la vida?
El tiempo¿Cómo repartir el tiempo?. Sin duda es necesario un horario, un plan, una rutina como el personaje de Michel Butor en su novela "El empleo del tiempo.
Por ejemplo emplearlo en leer La soledad de las vocales. Un gran poeta y buen amigo me puso un email (cosa que no acostumbra a hacer) nada más acabar de leerla para que no perdiera tiempo y me pusiera a ello, te encontrarás con las conversaciones que tantas veces hemos tenido, entrarás en lugares que ya conoces y discutirás con el autor sobre la memoria del olvido (así titulé yo un conjunto de poemas Memorial del olvido, que por cierto ya existe un libro de poemas con ese título, y se lo he cambiado por Recuerda Olvido) Yo ya había oído hablar de la novela citada y había leído críticas y la había comprado a mi librera favorita, y había pensado hablarle a mi amigo, el que ya no escribe, de ella antes de leerla, porque a veces con el título y lo que oíamos o leíamos de un libro, lo inventábamos y luego lo comparábamos con su realidad. 
"Los hombres mueren y no son felices"
Llueve sobre la lluvia, llueve sobre la villa y no pasa nada.
Es posible que un día llueva sobre la villa
Y esta se vaya definitivamente con la lluvia.
EJEMPLO de como enganchar al lector: Capítulo dos de "Campo de amapolas blancas": con cuatro pinceladas describe el autor a un personaje de tal manera que nos deja colgado de él, de su misterio, con sus insinuaciones, su aspecto…ya no podemos dejar de leer.
Dice el autor: Gonzalo Hidalgo Bayal que al narrar el recuerdo no hay apenas gestos, el olvido se los lleva: tener en cuenta en el prólogo de la novela cuando se reflexiona sobre la narración, el olvido, el recuerdo…Los detalles, dice este autor, es imposible recordarlos, salvo si los inventa el recuerdo, pienso, o los inventas para poder narrar realmente lo que sucede no sólo en el exterior (nuveau roman, cámara) sino en el interior de los personajes.
Todo está tranquilo y como si en un mar en calma navegáramos, así dejamos transcurrir la mañana cobijados tras la pantalla, sentados en una silla sin esperas.
Trascurrir las horas respirando.
Sintiendo  la vida como un pulso detenido.
Tantos inventos y todavía la ciencia no ha sido capaz de aliviar la angustia profunda del hombre. “Es que tengo miedo…Se ha ido mi hija…”. “Venir a verme de vez en cuando…”. La impotencia de no poder consolar ante el miedo y la soledad, a veces es insufrible.

Me quedo mirando la colilla que he tirado sobre el asfalto al lado de un coche verde, aparcado frente al portal en el que me refugio de la lluvia. La posibilidad de que le caiga una gota de agua y la apague es inmensa, pienso. Sin embargo durante varios minutos permanece intacta. Pienso entonces en las guerras de antaño, un pelotón contra otro en campo abierto disparando al azar hacia delante y el azar eligiendo el blanco. Nunca sabrá el que dispara si ha dado a alguien o no, si le ha herido de gravedad, le ha matado o simplemente le ha hecho un rasguño, o quizá su bala se perdió en el vacío y fue a caer al suelo perdiendo fuerza, o quizá se incrustó en un tronco de árbol…A mi padre no le gustaba hablar de su paso por el frente en la guerra civil, solamente recuerdo la anécdota de que una vez en Asturias haciendo guardia con un frío de pelar, se pusieron a beber anís y sentado en la chapa de una cocina económica se quemó el pantalón sin darse cuenta, eso y que desde la trinchera disparabas sin saber a dónde. Quizás, pienso, disparabas con tanto miedo a darle a alguien como el que tenías a que te dieran.
Que posibilidades hay, sigo pensando que una teja te caiga en la cabeza mientras caminas por la calle, ciertamente, me respondo, no muchas, pero, sucede. La estadística no sirve para dar seguridad. Dicen que hay tantas posibilidades de que te toque la primitiva como que te de un infarto, sin embargo conozco a varios infartados y ningún premiado en la lotería. La estadística puede servir para analizar a posteriori y hacer un informe bonito para justificar el trabajo en una oficina. Quizá le sirve a Dios que tiene que conjugar muchas probabilidades, pero al que le toca la teja le importa tres cojones. No existe la estadística sin causa-efecto, o sea el milagro, pasas debajo del tejado justo cuando una teja que flojeaba desde hace un año se desgaja de su racimo y en el mismo minuto, segundo, décima ¡Plas!

     Por lo que parece todo está contra la vida y sin embargo ¡Hay que ver lo que ésta lleva luchando por mantenerse en la tierra!

lunes, noviembre 30, 2015

Los deseos de un niño

Yo de pequeño quería ser puta.

En las calles y los alrededores donde vivía, había unas casas de citas a las que yo me acercaba a charlar con las mujeres que estaban en la puerta con grandes escotes y faldas muy cortas. Me daban caramelos y alguna vez dinero y todos los días regresaba a pesar de la prohibición de mi madre. Yo de pequeño quería ser puta y se lo dije a la Lola, la puta más vieja de mi barrio. La lola me miró a los ojos y me dijo, ay chiquitín si ya es difícil para las mujeres rotundas como yo ¿Cómo va a ser para ti con el badajito que te cuelga entre las piernas? Yo no entendí muy bien lo que me quiso decir ni sabía el castigo al que aquellas mujeres estaban sometidas, yo sentía el cariño y veía la fiesta y las risas.
Y así se lo dije una mañana de domingo al salir de misa a mi madre: Mamá yo de mayor quiero ser puta. Recibí el primer guantazo de mi madre que me tambaleó un poco hacia el lado de mi padre lo que éste aprovechó para darme un puntapié en el culo que me hizo adelantarles unos metros. No volví a decir lo que pensaba, al parecer no es lo mismo pensar que hablar, ese día descubrí la diferencia. Escuché que mi madre se quejaba de que tanto andar por la calle de las putas mira tú por donde sale, a lo que mi padre le respondió riéndose, no te preocupes y deja que siga por ahí, en poco tiempo cualquiera de esas lo desvirga y en cuanto sepa lo que es meterla se le olvidarán esas bobadas. Qué burro eres le contestó mi madre, seguro que tú vas a verlas también, anda vamos a tomar el vermú dijo mi padre y yo fui corriendo porque nada había que me gustara más en aquél tiempo que las anchoas y un poquito de vermú con gaseosa, bueno sí a lo mejor me gustaban tanto como ser puta.


Recuerda Olvido

Para que no se pierdan las palabras del hombre que siempre va conmigo en el mar tormentoso del olvido, comencé este cuaderno en papel en el verano de dos mil siete a pocos días de mi cincuenta y dos cumpleaños. Como en el antiguo cuaderno de no escribir, es decir este mismo en el que hoy paso del papel a la pantalla, trataré de registrar los escritos que se pierden ante la falta de tiempo o de imaginación despierta, ante el exceso de cansancio, ante el miedo a la tumba blanca del papel, ante la pereza y la comodidad de leer narraciones con la vista y escucharlas ante la pantalla del televisor. Al menos escribir ideas que quizá en su día… en fin. Tengo la tentación de repetir las tareas pendientes, los trabajos empezados y listos para una primera redacción, pendientes por el estanco de la corrección para volver a flagelarlos en la espera de la redacción definitiva y acompañar a los ya publicados y por tanto ya definitivamente perdidos.

Llegó con su rostro amoratado recordándome no sé que historia. Su cara me resultaba familiar y no la conocía. Por mi cabeza pasaron aquellos años en los que me perdía en tabernas oscuras. Aquellos años en los que yo quería ser escritor y me sentía poeta. En los que los personajes marginales me hacían creer en el mundo, incluso pensaba que el mundo no estaba bien rematado y había que cambiarlo. Pero esta vez su presencia me había producido el efecto contrario. Me había inquietado. En esta época ya no escribo todos los días y los vasos los bebo sabiendo que no encontraré mensajes en su fondo. Como un Bartleby cualquiera me arrincono con mis letras antiguas, escritas hace más de veinte años, sin ser capaz de ir a más, pero añadiendo a todo esto la descreencia no en que el mundo está mal hecho, sino que no se va a cambiar y que yo ya no tengo ni fuerzas ni interés para aportar algo al cambio. Por eso la visión de la Maga buscando a su Pascual en la fría noche me perturbó hasta el punto de ponerme a definirle al camarero los síntomas de un brote esquizofrénico ante la presencia de un siquiatra. La ignorancia habló ante el silencio de la sabiduría. Siempre me he avergonzado de hablar sin sentido, hablar por hablar, pero nunca tanto como esta noche.


“No estás acabado mientras tengas una buena historia que contar y alguien a quien contársela” De “La leyenda del pianista en el océano” basada en la novela de  Alexandro Baricco “Novecento”.